Ser europeista en estos momentos requiere una voluntad de acero. Es verdad que si contemplamos las medidas que se han tomado en estos 2/3 últimos años, nadie podrá negar que el proyecto europeo ha avanzado sustancialmente, sin embargo las medidas adoptadas si bien han evitado, hasta el momento, el colapso del euro y la implosión de la misma Unión Europea, no han conseguido recuperar una senda mínimamente aceptable de crecimiento. De ahí que la complicidad de la sociedad europea con el proyecto de construcción de una unión política en Europa este bajo mínimos. La situación del Reino Unido es la muestra más extrema de esta desafección y lo que es peor parece que se acepta de manera resignada dicha situación por parte del resto de países de la UE.

La sociedad española, aunque con una voluntad europeísta muy destacada, no es ajena a este creciente euroescepticismo. El impacto de las medidas de austeridad ocupa sin duda, un lugar destacado para explicar dicha actitud, aunque matizada por el íntimo convencimiento de que una cuota notable de responsabilidad nos corresponde a nosotros mismos para explicar la situación de la economía española.

Pero esta no es la única razón, lo que de verdad descorazona es como se toman las decisiones -cuando se toman- y como se llevan a cabo. Los acuerdos del consejo de finales de Junio son un buen ejemplo: Qué ha pasado con los medidas de estímulo que se aprobaron entonces? No podríamos evitar el va y viene en la definición del alcance e implementación de la Unión Bancaria? El rescate de la economía española –más allá del debate semántico- tampoco es ajeno a este proceso de toma de decisiones. Hay consenso en la bondad del rescate, parece que las condiciones están suficiente convenidas -y digo parece porque no deja de ser sorprendente la poca transparencia con la que se conduce el debate- Qué es entonces lo que impide materializarlo? Todo parece -volvemos al parece- que la razón más importante es la oportunidad política. Elecciones autonómicas desde la perspectiva española o presuntas dificultades en los procesos de aprobación en el parlamento de la RFA y de algún otro país.

En fin o la UE se dota de instrumentos más poderosos para tomar decisiones, lo que de algún modo supone avanzar hacia la Unión Política, o este va a ser un proceso similar al de un enfermo al que se le ha prescrito cicuta a dosis homeopáticas!!

Martí Parellada