El primer debate del Fórum de EuropeG sobre la necesidad de que España pida el rescate financiero a la UE ha puesto de manifiesto la existencia de un amplio consenso que considera que España debería demandar la ayuda a la UE cuanto antes. Existe la convicción mayoritaria de que el rescate de España es inevitable y que su aplazamiento sólo puede agravar las condiciones del mismo.

Por otra parte, también se constata que el rescate y las medidas de austeridad que conlleva son insuficientes para volver a activar el crecimiento económico. La crisis ha puesto de manifiesto igualmente que los actuales instrumentos europeos en manos del Banco Central Europeo (BCE) y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) resultan insuficientes para ayudar efectivamente a países del tamaño de España.

La posible petición de un rescate por parte del Gobierno español ha dominado el debate sobre la política económica del Gobierno durante los últimos meses aumentando la confusión entre los ciudadanos por tratarse de una doble petición de ayuda. Por una parte, estaba la demanda realizada por el Ejecutivo el pasado mes de junio, en la que las autoridades españolas solicitaron a la UE una ayuda financiera de hasta 100.000 millones de euros para salvar a buena parte de las entidades con dificultades. De este primer rescate bancario todavía no se ha recibido un euro y la cuantía final que el Gobierno solicitará está pendiente de la evaluación que hará Bruselas a finales de este mes de los planes de reestructuración que presentado Madrid de los cuatro bancos nacionalizados. En algún momento se ha barajado la posibilidad de que parte de estos recursos se pudieran emplear también para la compra de deuda, opción que ha perdido fuerza posteriormente.

El segundo rescate, que es el que ha sido objeto básicamente del debate de EuropeG, se efectuaría a través de la compra de deuda pública por parte del BCE en el mercado secundario o por el MEDE en el mercado primario. Por el momento, la cuantía de estas operaciones está por decidir. La última posición del Gobierno apunta a que no pedirá formalmente el rescate hasta 2013 por estimar que tiene las necesidades cubiertas hasta fin de año. La mayoría de expertos consideran que este retraso en la petición de la ayuda es bastante peligroso porque existe el riesgo de tener que realizarse más tarde en condiciones más adversas.

Rescate inaplazable
Las posibles explicaciones del retraso en la petición del rescate, que se recogen a continuación, resultan muy poco convincentes para la mayoría, aunque no se puede descartar la existencia de razones desconocidas que puedan justificar la no actuación del Ejecutivo.

1) El Gobierno no ha hecho la petición porque quiere conocer previamente las condiciones que exigirá la Unión, como la intensidad del ajuste presupuestario. Este argumento podría tener cierto sentido, pero ya vemos que sin la existencia de una solicitud de ayuda, la Comisión Europea exigió la semana pasada un nuevo ajuste presupuestario a la vista de los recientes desvíos en el cumplimiento del déficit. El ajuste presupuestario de España en cualquier caso parece ineludible y no hay atajos posibles por lo que se insta al Gobierno a realizarlo y asumir los costes que ello conlleva.

2) España no ha presentado una demanda de ayuda por no tener la absoluta certeza de que Alemania u otros socios están dispuestos a concederla. Sin duda, es una razón de prudencia pero es un riesgo que difícilmente se podrá evitar en el futuro pues siempre estará condicionado por el debate político interno que exista en determinados países europeos.

3) El Gobierno habría esquivado la solicitud del rescate ante el relativo relajo de la prima de riesgo después del verano. Confiar en la actual “calma chicha” de los mercados resulta imprudente. La realidad, no obstante, es que la prima de riesgo, el indicador indirecto del coste de financiación de la deuda del Estado, ha vuelto escalar de nuevo durante los últimos días hasta cerca de los 450 puntos, lo que supone tipos de interés próximos al 5,8% y nadie puede garantizar una nueva espiral y el riesgo de tener que pedir la ayuda en peores circunstancias.

4) Las razones exclusivamente políticas podrían haber aconsejado postergar la demanda de financiación de la UE para rebajar el coste de la deuda. El Gobierno podría haber intentado evitar la pérdida de reputación que supone la demanda de ayuda hasta que se hayan celebrado las elecciones autonómicas en tres comunidades. Si la razón del aplazamiento hubiera sido su eventual coste electoral, la experiencia ha demostrado que si no se hace lo debido, se acaba haciendo lo que se debe y además se pierden las elecciones, como le ocurrió a Merkel en los comicios regionales en mayo de 2010 y otros que le sucedieron.

5) El factor Draghi. El Gobierno español cree que el presidente del BCE, Mario Draghi, hará todo lo que posible para evitar que una crisis de la economía italiana que arrastraría al jefe del Gobierno, Mario Monti. Por esta razón está convencido de que el BCE actuará rápidamente ante un eventual problema que afecte a Roma. Teniendo en cuenta que cualquier dificultad seria de la deuda española afectaría a la italiana, el relativo blindaje del BCE a Italia se extiende en la práctica a España. Esta especial relación entre la deuda de Italia y España podría explicar el aplazamiento de la petición del rescate por parte del presidente Rajoy. Otros analistas dudan, no obstante, de que Draghi tenga un cañón Bertha de tanto alcance.

6) Razones que sólo conoce el Gobierno. De todas formas aunque hay un consenso como hemos visto que estima improcedente el retraso en la petición de ayudas, voces autorizadas advierten que quizá el Gobierno debe tener sus propias razones para abstenerse de actuar y que sin conocerlas resulta imprudente pronunciarse.

7) Falta de garantías por parte del BCE. Por otra parte, quizá Rajoy no se ha animado a solicitar el rescate ante la falta de un compromiso de Draghi. En este sentido cabe recordar que el pasado día 8, Mario Draghi renunció a prometer un límite de la prima de riesgo española a niveles de 200 puntos, si España pedía el rescate, tal como pretendía el presidente Rajoy.

Rescate insuficiente
Algunos miembros del Fórum EuropeG coinciden también en que el rescate no es suficiente y que por sí sólo no implicará una recuperación de la economía. Más allá del rescate y del ajuste es necesario un plan que genere crecimiento. Existe una clara preocupación porque las políticas de austeridad a ultranza han fracasado por lo que se requiere que las exigencias que establezca la UE para conceder el rescate contemplen plazos y condiciones realistas. Se constata además que esta deficiencia por no priorizar suficientemente las políticas de crecimiento es algo que se señaló ya hace 20 años.

Insuficientes instrumentos e instituciones de la UE
El retraso en la concesión de soporte financiero a los países con dificultades (Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia) a partir de mayo de 2010 exigió la creación de instrumentos contra reloj como el fondo temporal FEEF y el permanente MEDE, pero cuya dotación bruta máxima de 500.000 millones resulta insuficiente cuando las necesidades de España son de un billón y las de Italia de dos billones.

Las decisiones adoptadas por el BCE también han sido muy relevantes. La concesión de más de un billón de euros de liquidez a la banca, la compra de deuda pública de los países con problemas por más de 211.000 millones y sobre todo la decisión de su presidente Mario Draghi de “hacer todo lo necesario para salvar el euro y créanme que será suficiente”, han sido determinantes para evitar catástrofes mayores y puedan justificar la parsimonia de las autoridades españolas en fiarlo todo al brazo armado del Banco Central y evitar así el rescate.
Existen voces autorizadas, que sostiene que mientras la UE no esté equipada con todos los instrumentos financieros y cortafuegos necesarios, la gestión del Gobierno es más determinante que nunca porque los márgenes de actuación son menores.

Andreu Missé