La única forma que tiene la economía española de ganar la batalla de la credibilidad es cumplir con los compromisos de déficit, con una reducción decidida del déficit estructural, así como con la aplicación de las reformas necesarias para ganar competitividad. Y ello con o sin rescate. No hay atajos…esperemos que el Gobierno esté dispuesto a asumir los costes políticos que ello conlleva. Si no lo hace, será peor para todos. En pro del rescate estaría un efecto que no debe minusvalorarse, como algunos están haciendo, que es rebajar ya, y de forma permanente, el coste de la financiación de la deuda pública y la volatilidad de su evolución. Una forma de mejorar la sostenibilidad a medio plazo de la misma, máxime cuando su volumen está acusando el impacto de los rescates bancarios.
Mª Antonia Monés