La falta de crédito es seguramente el obstáculo más serio para la recuperación económica. Desde 2007 el crédito al sector productivo ha caído un 21%. El último informe del BCE sobre la financiación de las Pequeñas y Medianas Empresas en la zona euro, que comprende el periodo octubre 2012 –marzo 2013, explica lo mal que lo están pasando algunas compañías por la falta de financiación. En España las pymes son especialmente relevantes pues aportan el 74% del empleo, mientras que la zona euro sólo el 64%.
Según el citado informe, un 51% de las pymes españolas reconocieron tropezar con obstáculos para obtener financiación bancaria, frente al 64% de las empresas en Grecia, el 59% en Irlanda y sólo el 9% en Alemania. Al mismo tiempo, un 66% de las empresas españolas han experimentado un mayor aumento de los tipos de interés, un porcentaje que es del 62% en Italia y 56% en Portugal. En cambio otros países como Francia y Alemania lograron mantener o rebajar el precio del dinero que precisan sus empresas.
La mayor facilidad de las pymes alemanas para la obtención de crédito tiene mucho que ver con la estructura del sistema financiero del país. Alemania cuenta con un importante peso de más de 1.100 bancos cooperativos y las 430 cajas de ahorros, que no dejan de crecer. Desde 2007 los bancos cooperativos y las cajas han aumentado el crédito mientras que la banca privada lo ha reducido.
El papel positivo que está desempeñando la banca pública no es un fenómeno excepcional de Alemania. En otros países como Finlandia, Austria y Holanda, los bancos cooperativos han desempeñado “un impacto positivo en el crecimiento del PIB”, como señala el informe Liikanen, el trabajo más riguroso sobre la estructura del sector bancario europeo, encargado por Bruselas y publicado en 2012. El mismo informe atribuye a la estrecha relación entre las cajas y bancos cooperativos y sus clientes la razón de su “mejor comportamiento comparados con los bancos comerciales” en la gestión de préstamos.
Las cajas alemanas también han tenido serios problemas por su mala gestión e inversiones especulativas que realizaron dentro y fuera de su país por lo que han precisado ingentes ayudas públicas. Pero en Alemania, las autoridades han protegido estas entidades pegadas al territorio al tener en cuenta el papel determinante que jugaron en la financiación de las pequeñas y medianas empresas.
En España, se ha adoptado el criterio contrario. El Gobierno ha aprovechado los fallos de las cajas para su liquidación y entrega a los grandes bancos. La situación de oligopolio creada es un factor añadido a la reducción del crédito y de inquietud. No sé qué pensaría hoy el consejero de Economía Ramon Trias Fargas, que se opuso a la fusión de la Caixa y la Caixa de Barcelona por temor al monopolio.
La realidad es que los efectos negativos de la concentración del sector en poco más de una docena de entidades ya se deja sentir. Las empresas que antes trabajaban con dos o tres bancos se han quedado con una sola línea de financiación. Caixa Bank, BBVA y Santander, controlan ya el 40% del mercado y llegarán al 50% en 2015, según el consejero delegado de esta última entidad.
Hay que destacar también que el futuro económico de España está más en manos de los bancos que otros países. España y Chipre son los países de la zona euro en los que las empresas dependen más del crédito bancario, prácticamente en un 99%. Mientras que otros Estados, como Reino Unido y Francia las empresas obtienen más de un 20% de su financiación acudiendo a los mercados de capitales. Alemania obtiene por esta vía algo más de un 10%.
La idea de sanear, recapitalizar y reprivatizar los bancos intervenidos, que ha diseñado el Gobierno, no contribuirá en nada a recuperar la economía, puesto que estas entidades están obligadas por Bruselas a reducir en más de 100.000 millones el crédito. Y quizá tampoco servirá para salvarse ellas mismas.
En el Reino Unido tratan de aplicar esta política de reprivatizar sin éxito con el Royal Bank of Scotland y el Lloyds Banking Group, que fueron nacionalizados en 2008 tras una inyección de ayudas de 75.000 millones de euros. De momento, los contribuyentes británicos han perdido la mitad de los 52.000 millones que aportaron para salvar el RBS y no se ve un futuro mejor.
El Gobierno se ha quedado con muy pocas palancas para incidir en la economía y afrontar la crisis. Carece de política monetaria y de muy poco margen inmediato en la política fiscal. Podría recapitalizar y sanear completamente los bancos nacionalizados, y renegociar con la UE un calendario menos exigente de la reducción del crédito.
Para ello se necesita determinación. En España hablar de banca pública o cooperativas suscita un debate ideológico que no se produce en otros países. Sin embargo, cuando vemos como Estados tan ortodoxos como Alemania han basado tanto su recuperación actual, como el “milagro económico” tras la segunda guerra mundial en este tipo de entidades quizá sería conveniente explorar de qué manera se podría utilizar esta propiedad pública que representa un 15% dl sector financiero, para facilitar la financiación de las empresas y detener la sangría de empleo en este país. Al fin y al cabo no haríamos más que seguir el modelo de los países más exitosos de la UE. Un modelo que nosotros mismos nos hemos cargado y ahora tenemos una ocasión de recomponer pensando sobre todo en las necesidades de las empresas.